Nunca dejamos atrás el pasado. Los fantasmas acechan en las sombras, ansiosos por recordarnos las decisiones que tomamos. Pero si volvemos la vista atrás, tal vez nos sorprenda un viejo amigo en brazos abiertos, un viejo enemigo con intenciones ocultas, o un hijo adulto con corazón indulgente. Lamentablemente, algunos nos resistimos a volver la mirada y no entendemos que negar el pasado es condenarse a repetirlo.
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